Anna Calderón/Ainara Valadez
Barcelona, (EFE).- ¿Por qué se tatúan las personas? Los amantes de los tatuajes aseguran que estos les ayudan a convertir su cuerpo en un álbum de vida lleno de recuerdos, pero confiesan que su adicción a la tinta les lleva cada vez a hacerse más tatuajes sin significado, por simple estética.
Cuando Miguel de la Fuente tenía quince años, su abuelo falleció y decidió hacerse su primer tatuaje para recordarlo. Ahora, con 20 años, no solo luce la fecha de nacimiento de su abuelo en la muñeca derecha, sino que cuenta con una gran colección de tatuajes que relatan la historia familiar.
«Me gusta acordarme de las cosas que son importantes para mí y de esas personas que van marcando mi vida; si lo veo, sé que me acordaré para siempre», se sincera en una entrevista con Efe.
Para este estudiante, todos sus tatuajes tienen un significado: «me tatúo ahora algo que me gusta, pero no tiene significado, puede que algún día me llegue a arrepentir, pero sé que si me tatúo algo que tiene sentido para mí, jamás me voy a arrepentir de ello», asegura el joven, que reconoce que en un futuro le gustaría tener todo el cuerpo tatuado.
A sus 23 años, Joel Maestro sueña con viajar por todo el mundo en caravana y tatuarse en cada país una imagen representativa de cada lugar.
«Una imagen te da un recuerdo entero, te hace vivir de nuevo ese momento, más que el olor, por ejemplo», asegura a Efe el joven, que hace solo cuatro meses empezó a tatuarse algunos personajes de dibujos animados japoneses, junto a recuerdos importantes como cuando su abuela salió del hospital tras haber estado ingresada en estado grave.
«Cuando estaba en la sala del hospital, hice una fotografía a la máquina que registraba su ritmo cardíaco y decidí tatuarme los latidos de su corazón», explica mientras muestra su tríceps.
Daniel García, que desde hace dos años es propietario del estudio Xpectro Tattoo Gallery de Barcelona, reconoce que la adicción a la tinta «es una realidad», y sus clientes aseguran que al final el dolor de la aguja se vuelve «un cosquilleo placentero», una adicción que lleva a muchas personas a hacerse tatuajes «sin pensar si tienen un sentido para ellos».
«Cuando yo me empecé a tatuar lo hacía por una cuestión más emotiva, quería representar una parte de mí y de la historia que viví, por eso me tatué imágenes de mi ciudad natal y la ciudad donde estudié, pero cuando llevas tantos tatuajes y quieres hacerte más, es inevitable rellenar todos los huecos de tu cuerpo con tatuajes por una cuestión estética», confiesa a Efe.
Según García, «ahora los tatuajes ya no los llevan el mismo tipo de gente a los que se asociaban antes, marineros, macarras y presidiarios», sino que se han convertido en «un arte que sirve para representar experiencias de tu vida en tu propio cuerpo».
«Aunque aún existe mucho estigma sobre las personas tatuadas, este ya va desapareciendo», asegura.
Según una encuesta elaborada por Dalia Research en 2018, el 42 % de los españoles tienen como mínimo un tatuaje, y España es el sexto país con más personas tatuadas del mundo.
Pero, para otros, los tatuajes también son el nexo de unión con otras personas, como es el caso de Joel Orteu y Jordi Tena, creadores de la plataforma Tattoox, que busca al tatuador ideal para cada usuario teniendo en cuenta sus características particulares.
Así, comparten 6 tatuajes, que relatan historias que han vivido juntos, como la calle en la que vivieron en Londres o el logo de la empresa que montaron juntos.
«Los tatuajes te ayudan a expresar tu identidad, te convierten en un libro abierto para aquel que te mira», argumenta Tena.
Según Orteu, «si bien la gente cambia, los tatuajes también son una buena manera de recordar cómo eras tú en el momento en que te hiciste ese tatuaje. La gente se suele arrepentir más por tatuajes mal ejecutados que por su significado».
TATUAJES CASEROS
Para su vigésimo tercer cumpleaños, a Francesc Manent sus amigos le regalaron una máquina de tatuajes con la idea de tatuarse entre ellos e inmortalizar momentos divertidos que pasaban en grupo.
«Haciéndolo tú te arriesgas a que te pueda quedar mal, pero a mí me gusta que esté así, porque es tal y como lo hizo mi amigo y si me lo repasara un profesional perdería su esencia, sería más impersonal», defiende Manent en declaraciones a Efe.
Manent tatuó por primera vez a Andrea Fernández, que después de haberse hecho más de una decena de tatuajes profesionales fue la primera del grupo en dejarse dibujar por un amigo.
En su caso, Fernández empezó a tatuarse a los 17 años para recordar una enfermedad que había superado: «me tatué una flor de loto en la nuca como símbolo del resurgir».
Ambos jóvenes coinciden en que «hacerse los tatuajes uno mismo es una opción mucho más asequible».
Según un estudio de la plataforma de Tattoox con una muestra de 12.500 clientes, actualmente los españoles pagan 140 euros de media por un tatuaje.
Fernández, que estudió diseño de moda, asegura valorar «el proceso creativo de los tatuajes», sin embargo admite que algunos precios «pese a ser justos, no son asequibles para algunos jóvenes».
Sin embargo, los profesionales del sector advierten de los peligros de «esta tendencia de los jóvenes a tatuarse entre ellos porque aunque puede parecer divertido, las personas que tatúan deben tener un título y garantizar medidas sanitarias y de seguridad». EFE
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