La extraordinaria vocación de Fabiola Inzunza Vázquez, misionera por amor

Culiacán, Sinaloa. Entrevista con  Fabiola Inzunza Vázquez, una joven culiacanense que vive el regalo  de ser misionera de la Comunidad Católica Shalom, en Roma, Italia. Quien en días pasados visitó su natal Culiacán, para compartir de unos días en familia y con sus bienhechoras, quienes con mucho cariño le han apoyado para lograr cumplir esta vocación, que le llena de alegría el corazón. Por lo que nos dimos la tarea de charlar con ella y saber de su maravillosa vida como misionera.

 Fabiola Inzunza Vázquez con su amada familia./Foto: Emilia Athanasakis de Saracho.

¿Cuál es su labor?

Actualmente mi servicio es en la oficina internacional de la Comunidad en Roma. Hago parte de un equipo de 10 personas, todos misioneros shalom. Nos dedicamos a servir a la Comunidad en la internacionalización de este precioso Carisma, evaluando posibles lugares de fundaciones de nuevas casas misioneras en el mundo para continuar compartiendo el Evangelio de Cristo, especialmente a los jóvenes.

Yo de forma particular me dedico al área de la comunicación, traduzco artículos para nuestro sitio web www.comshalom.org en los diferentes idiomas como inglés, portugués, Italiano y español. También ayudo en la parte de las redes sociales @shtotheworld y sobre todo me han sido confiados 2 grupos de oración online, uno en inglés que se realiza todos los domingos y donde participan personas de todo el mundo, y otro en italiano que se realiza todos los jueves por la noche. ¡Mi misión hoy es esa y soy muy plena en mi servicio a Dios!

Fabiola Inzunza Vázquez con su mamá Georgina Vázquez y sus tías, bienhechoras en el apoyo a su vocación./ Foto: Cortesía.

¿Cómo llegó a su vida esta vocación?

La verdad es que todo nació en la diócesis de Culiacán cuando tenía 14 años. Unos misioneros diocesanos habían ido a compartir su experiencia de misión y la alegría de anunciar a Cristo Vivo en la parroquia en la que yo participaba, San Martín de Porres en la colonia El Palmito. En ese momento sentí que mi corazón ardía de un gran deseo de hacer lo que ellos hacían y así pedí a mi coordinador de grupo de oración hacer parte de este movimiento de misiones culiacán a los 16 años. Años después, habiendo ya experimentado el gozo perene e inagotable que era la vida misionera y la vida cercana a Cristo continuaba preguntándome sobre mi vocación específica dentro de la Iglesia y así en el año 2015, Dios me dio la oportunidad de ir a los Estados Unidos a trabajar como Au Pair y estudiar algunos cursos de Psicología en la ciudad de Cambridge, Massachusetts, a 5 min. de Boston. Ahí vivía con una maravillosa familia de quien cuidaba 2 pequeños, pero lo más sorprendente fue que a 2 min de la casa donde yo vivía, también había una casa de misioneros laicos cuya vocación era «SHALOM». Al conocerlos quedé realmente encantada, pues no pensé que tan lejos de casa Dios continuara a mostrarme sus caminos, y esa vez de forma tan concreta. Así comencé a aproximarme de ellos, me invitaban a cenar a su casa, luego a los primeros eventos que surgieron en la misión de Boston y poco a poco inicié mi proceso de discernimiento vocacional con la Comunidad, en donde después de diversas experiencias, sobre todo de oración personal y comunitaria, acompañamiento espiritual, fraternidad y evangelización, descubrí que era ese mi lugar.

¿Alegrías de ser misionera? 

La mayor alegría de ser misionera es ser Amiga de Dios. Es a través de esta amistad íntima con Dios como persona viva, con El Amor en persona, que todo lo demás tiene sentido. 

Dios me da la gran alegría de tener hermanos de diferentes partes del mundo y el poder vivir con ellos y compartir experiencias es sin duda un regalo. He vivido con hermanos de Brasil, Colombia, Bolivia, Paraguay, Perú, Francia, Italia, Cabo Verde, Israel y Hungría. Es una inmensa alegría esta diversidad cultural. La vida fraterna me acerca a Dios.

También el hecho de ser acompañadora espiritual y atender a tantas personas, tantos jóvenes que muchas veces viven sin sentido o de forma muy superficial y ver cómo Dios toca lo más profundo de ellos de forma personal y transforma sus vidas es algo que no tiene precio.

Fabiola Inzunza Vázquez./Foto: Cortesía.

¿Barreras que se le han presentado?:

Podría decir que la más difícil es la del desapego. Nuestra vida misionera está llena de bienvenidas y despedidas constantes. También el adaptarse a una cultura nueva es muchas veces desafiante pues es salir de la zona de comodidad y humillarse y ser humillado al aprender un nuevo idioma o cómo las personas piensan y hacen las cosas de forma diferente, es volver a ser como un niño que aprende todo desde cero. Sin embargo, todos los retos me han llevado a crecer como persona en todos los aspectos, espiritual, humano, profesional, mental, etc.

Cómo se puede ayudar, a los misioneros en especial a ti?

La forma de ayudar a los misioneros del mundo entero es a través de las donaciones del «DOMUND». Esa recaudación se distribuye a los misioneros y a las diversas obras de evangelización en el mundo.

Yo como misionera Shalom vivo también de la providencia Divina, sabiendo que Dios es mi Padre y cuida de mí y mis necesidades. Existen personas que son amigos de la Comunidad y también otras instituciones como Cáritas, o empresas que nos conocen y se unen a la evangelización a través de su apoyo financiero siendo «bienhechores de la paz» a través de este link : paypal.me/ShalomCommunity

Aracely, Janeth y Lorena felices de acompañar a Fabiola Inzunza Vázquez-/Foto: Cortesía.

¿Qué plan sigue?

Mis planes son continuar en el discernimiento más profundo de mi vocación misionera en la Comunidad Católica Shalom y llevar la paz a todo el mundo a través del anuncio de Cristo en la vida misionera, sea a donde Él me envié y la Iglesia necesite.

Algún mensaje para los jóvenes que deseen tomar el camino de las misiones.

Como decía San Juan Pablo II en su visita a México en Enero de 1999 : «Ciertamente Cristo llama a algunos de Ustedes a seguirlo y entregarse totalmente a la causa del Evangelio. ¡No tengan miedo de recibir esta invitación del Señor! ¡No permitan que las redes les impidan seguir el camino de Jesús! Sean generosos, no dejen de responder al Maestro que llama. Síganlo para ser, como los Apóstoles, pescadores de hombres».

El llamado de Dios es siempre para hacernos plenos, no hay felicidad más grande que la de encontrar nuestro lugar en la vida, en la Iglesia, en la sociedad. ¡Joven, no tengas miedo! La vida es ya una misión, no tengas miedo de dejarte guiar por el dueño del universo, del tiempo. Es en Él que encontrarás la felicidad que tanto buscas.

Algún mensaje en general para los lectores.

Querido lector, puedo compartir contigo que la plenitud verdadera es celeste y Dios ya nos la da en este mundo al permanecer con nosotros a través de su Hijo en la Eucaristía, en los más necesitados, en quienes vienen a nuestro encuentro a pedirnos de su tiempo. ¡La clave de la felicidad es dar la propia vida, ofrecer el tiempo a los demás, salir de la centralización de nosotros mismos, AMAR!. Busca a Jesús en la oración, en algún momento de tu día, platica con Él, no hay diálogo que dé más respuestas verdaderas y paz que el diálogo con Jesucristo que tanto nos ama, que tanto te ama.

¿Cuál es la satisfacción más grande que has vivido en este caminar?

Ser amada por Dios y compartir este amor infinito con cada persona que encuentro en el día a día.

Ser testigo del Amor que puede transformar todo, pues para Él realmente nada es imposible. Esto lo he visto, lo he vivido, lo he tocado y nada puede quitármelo :).

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