Altata, Sinaloa. Como cada año el 5 de febrero se celebra el día de la Constitución Mexicana, que fue promulgada por el presidente Venustiano Carrazana en 1917, la que actualmente nos rige. Cabe mencionar que esta Carta Magna fue el resultado de la Reforma de Constitución de 1857.
Motivo de celebración por el que en México es día de asueto, por lo que el pasado fin de semana, y el Lunes gran cantidad de familias arribaron a la bahía de Altata, donde daba gusto ver como el malecón se abarroto de niños, jóvenes y adultos paseando por su malecón a la orilla del mar, unos en patines, otros en bicicletas y algunos otros acompañados de sus mascotas.
Como no ver esos rostros felices a los que sutilmente la brisa del mar, y los rayos de sol llegaban como si se tratara de caricias, los músicos no paraban de tocar entre bandas y norteños aquéllas melodías fueron el resultado de un día lleno de jolgorio, con el color de los típicos globos que colgaban del palo de madera de aquel vendedor que a todos los niños hace reaccionar por el gusto de uno.
Sin faltar el olor de esas cocadas servidas en la costra de coco, que pasan en charolas por donde quiera, el postre típico de lugar, y que decir de las galletitas de maíz rellenas de dulce de leche. La nieve de garrafa también se hizo presente en los carritos de madera conducido por su propietario con sombrero de paja y quien anunciaba con el sonido de unas campanitas a su pasar.
Los establecimientos de mariscos vuelven a ver su economía crecer con aquel lleno casi en su totalidad donde la gente degusto lo más fresco y rico del mar entre almejas chocolatas, ostiones, pata de mula, camarones, pulpo, y los pargos, dorados y más al gusto del comensal zarandeados, fritos o al horno.
Qué bonito disfrutar la vida con los regalos que la naturaleza nos da, y que poco a poco la cultura del cuidado hacía ella, los seres humanos hemos aprendido a no contaminar, a simple vista se podía observar el cuidado y limpieza del lugar.
Llegada la tarde el sol empezó a bajar, anunciando su despedida en el ocaso convirtiendo el cielo en un juego de colores como si se tratara de un óleo en su lienzo, las parejas de enamorados sentados observaban tan bello acontecimiento.
Y así termina un día a la orilla del mar, para retornar a casa, no sin antes ver aquella luna llena reflejada con los naranjas que el sol dejaba como su última morada de ese día, una luna hermosa que nos acompañó durante el viaje recorrido en carretera.
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