Londres, Inglaterra. Con la muerte de la reina Isabel II, mucho se ha hablado de todo lo que rodeaba a este personaje real, y entre los objetos que habitualmente lucia durante sus salidas sociales, o eventos oficiales para cumplir con los compromisos de la corona británica. Su majestad siempre lucio una misma marca, de diferentes diseños exclusivos de la casa  Launer, bolsos de lujo  confeccionados con especialidad calidad.

Un bolso pequeño de construcción rígida y un largo especial de asa fue el que siempre eligió, casi siempre en negro, pero también el rosa, blanco entre otros y en eventos de absoluta formalidad dorado o plateado.

La primer vez que llego a sus manos un bolso de esta firma de lujo, fue cuando la reina madre Isabel Bowes-Lyon le obsequio una pieza statement, en 1950, fue tanto lo que le agrado tan especial regalo. Que adopto este fuera esta marca y casi siempre el mismo diseño que Isabel II eligiera el resto de sus días entre sus accesorios predilectos. Por lo que a partir de 1968 esta firma, fue el proveedor autorizado de la Casa Real Británica. Optando por el modelo «Traviata» como su predilecto.

El bolso ocupo un lugar muy importante durante el reinado de la Isabel II, ya que por medio de este era bien conocido, enviaba mensajes secretos a su personal de seguridad cuando, corría peligro, fuera un momento incomodo o simplemente dado por terminada su presencia en el lugar que estuviera. Esto al colocarla en el piso, cambiarla de mano o voltear el frente.

La pregunta que todo seguidor de la vida de la reina se hacia, era que tanto podía tener dentro de su bolso, una reina, que tenía todo con solo un gesto en su rostro o un simple movimiento de manos. Pues bien, como toda mujer nunca falto en el interior de su Launer, un lipstik, espejo, lente para leer y los domingos los papeles religiosos.

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